El amor en la pareja: desde una mirada sistémica

El amor en la pareja
El amor en la pareja

Cuando una persona se une a otra, como pareja, se esta uniendo no sólo a ella sino a todo su árbol familiar. Muchas veces solemos escuchar en las consultas “Yo lo amo a él pero no soporto a mi suegra”, o a su “ familia”. Como sí, el vinculo que se establece con la pareja pudiese separarse del vinculo familiar. Las parejas no solo se atraen entre sí, sino también los árboles familiares para sanar, compensar y equilibrar las cargas de los cuales adolecen.

¿Qué implicaciones puede tener en las relaciones de pareja el rechazo a la familia de origen de la pareja?, ¿puede sobrevivir una pareja de esta manera?, ¿qué le muestra a mi árbol familiar este rechazo a la familia de mi pareja?, ¿cómo hago para aceptar la familia de mi pareja?

Según el enfoque de la terapia sistémica aquello que se nos presenta en nuestra relaciones, que no nos gusta o nos afecta y que solemos rechazar, tiene que ver con algún excluido de nuestro sistema familiar que ha sido negado o ninguneado y el árbol reclama su inclusión. En ese sentido, es perfecto el árbol familiar de la pareja que escogimos porque viene a mostrarnos lo que necesitamos para completarnos y liberar a las próximas generaciones de culpas y destinos que no les pertenecen.

Las órdenes de amor en la pareja

Según el maestro Bert Hellinger (padre de las constelaciones familiares) para que el amor fluya o perdure en una relación y en especial en la relación de pareja, se debe respetar un orden, al cual el llamó los ordenes del amor.

Los órdenes del amor son las condiciones a tener en cuenta para conseguir que el amor en todas nuestras relaciones crezca y prospere sin impedimentos, en lo esencial están predeterminados y sólo se nos revelan por los efectos de nuestros actos. Tienen que ver con el lugar que cada integrante de la familia ocupa, el lugar al que tiene derecho: El lugar del padre, el lugar de la madre, el lugar de la primera pareja, de la segunda si la hay, el lugar de cada uno de los hermanos y hermanas.

Esto es algo que no podemos cambiar a voluntad y que implica diferentes fuerzas en los diferentes vínculos. Cuando se trastoca el orden, es decir, cuando alguien toma un lugar que no le corresponde (no reconocimiento a parejas anteriores por ejemplo, o hijos/hijas que piensan son mejores que sus padres en cualquier sentido), se desequilibra el sistema y se producen implicaciones familiares. Guardar el orden significa reconocer profundamente y humildemente nuestro propio lugar y desde ahí tomar la fuerza y la bendición de la familia.

En el caso de las relaciones de pareja el orden al cual se refiere Hellinger es:

  1. La jerarquía (el respeto a los padres)
  2. La igualdad (50 y 50)
  3. El equilibrio (entre dar y tomar)

La jerarquía

Una de las principales leyes que plantea Hellinger para que prosperen las relaciones en general y no solo la de la pareja, es la JERARQUÍA, quien estuvo primero tiene privilegio. En este sentido, los padres son previos a la relación de pareja.

“Para abrirse a la relación de pareja, las mujeres tienen que haber aprendido a respetar a su madre y los hombres a su padre”

Sucede que si las mujeres enjuician a sus madres, tampoco podrán respetar a los hombres; lo mismo sucede con los hombres: si no honran al padre, no podrán respetar a las demás mujeres.

Esta ley es extensible a los padres de la pareja. En la medida en que honras los padres de tu pareja, honrarás y acercarás a tu pareja, porque respetas su origen, lo contrario trae desequilibrios y puede llevar hasta la ruptura de la relación de pareja.

Con frecuencia observamos que existen conflictos en la relación de las nueras con las suegras, cuando se tejen relaciones de competencia al estar ocupando roles que no les pertenecen, el lugar de la madre y el lugar de la esposa son diferentes y cada uno tiene un lugar en el sistema. Al configurar u ordenar la familia como un sistema donde todos pertenecen fluye el amor y la armonía, se acaban las tensiones y el árbol se fortalece liberando las generaciones futuras.

Luego de reconocer que los padres y madres tanto de nuestro árbol familiar como del árbol de nuestra pareja nos antecedieron. Se teje el espacio para el respeto, se agradece a los suegros el hecho de haberle dado la vida a la persona que escogimos para crear familia y esto suma en la relación de pareja. La pareja como un sistema emergente toma de los sistemas de donde provienen, pero están llamados a construir su propio sistema. Frente a nuestros padres siempre seremos hijos/as, seremos lospequeños y ellos los grandes”, frente a nuestras parejas seremos iguales. Somos mujeres con relación al hombre y viceversa. las generaciones futuras.

 

Este principio de la jerarquía también aplica para ordenar las relaciones previas de nuestra pareja: Sí estamos con una pareja, que se divorció y tuvo una familia con hijos antes de conocerlo, ellos están primero que tú, y gracias a que la relación anterior se terminó o no funcionó tu puedes disfrutar ahora de tu relación con tu pareja. Esto que al principio, puede parecer duro o doloroso, nos permite ocupar nuestro lugar y dejar de competir o celar la historia de tu pareja.Y lo mismo aplica para tus antiguas historias de pareja, cada pareja, nos deja un regalo y un aprendizaje y en nuestro corazón podemos dar lugar a cada experiencia tal como fue. Ni más, ni menos. Solo agradeciendo tu historia y despidiéndote, puedes estar abierta/o a vivir al 100% tu presente y caminar hacia delante, porque la vida siempre continua hacia adelante, esa es su grandeza.

La igualdad

El segundo principio que ayuda a ordenar la relación de pareja es la IGUALDAD, entendida no como el hecho de que el hombre tenga que ser igual a la mujer y la mujer igual a hombre, en cuanto identidad de género, porque bien sabemos que hay diferencias. Esas diferencias que nos complementan son las que nos nutren si las reconocemos y valoramos. Sino, en el sentido de ocupar un espacio horizontal donde cada uno aporta su 50% a la relación. Desde la comprensión de que no hay victimas ni victimarios, sino que cada uno es responsable de lo que se decide vivir en la relación, sea consciente o inconscientemente.

Esta mirada nos invita a hacernos cargo del devenir de la relación y transformar la común culpabilización por la responsabilidad de lo que decidimos vivir. Frente a papá/mamá somos pequeños, frente a la pareja somos iguales y frente a los hijos/as somos grandes. Ordenar los roles, según el sistema de relación y de vínculos, nos ayuda a vivir el amor en fluidez, equilibrio y abundancia.

El equilibrio

El tercer principio el EQUILIBRIO, tiene que ver con el complejo hecho de DAR y RECIBIR. En la relación de pareja buena parte del equilibrio esta relacionado con el hecho de saber dar y saber tomar de la pareja. Se trata del intercambio que se da en la pareja, que puede ser positivo o negativo mucho o menos.

Si en una pareja uno de los miembros solo se dedica a dar y el otro a recibir, se está en un desequilibrio que puede aludir a un estado inmaduro o infantil de la relación, el que da en demasía sin tomar nada a cambio esta ocupando un lugar de superioridad, alusivo a un rol materno o paterno. Y el que solo se dispone a recibir sin dar, se queda en un rol infantil o pueril de solo recibir. En este caso, la relación esta en desequilibrio y puede tender al fracaso a la larga. O puede sostenerse de manera disfuncional o a un alto precio para uno de los miembros de la pareja.

Un intercambio saludable seria cuando uno de los miembros de la pareja da generosamente y el otro se siente en la necesidad de devolver con amor lo recibido, de compensar y entregar, este libre intercambio de ida y vuelta nutre el vinculo. De lo bueno se da más y de lo malo se da menos. Cuando hablo de lo “malo” me refiero aquello que hace daño a a relación (mentiras, infidelidades, malos tratos, etc.) serían como las espinas de la relación y lo “bueno” como aquello que nutre la relación (apoyo, respeto, comprensión, sinceridad, buenos tratos, fidelidad, etc). Serian las rosas de la relación.

Evidentemente en las relaciones de pareja no siempre el intercambio es positivo y estas faltas, cobran un precio a la relación, que no siempre puede pagarse. Cuando el intercambio es negativo y uno de los dos se ha sentido herido por el otro, el ofendido tratará de devolver el daño emocional recibido (la venganza como compensación).

Bert Hellinger defiende que cuando se produce un intercambio negativo dentro de la pareja, es decir, cuando uno de los dos daña al otro, el que ha sido dañado debe compensarlo vengándose con amor. Vengarse con amor significa devolver las espinas, pero en una cantidad suficientemente menor.

En el caso de la infidelidad, que es uno de los típicos problemas de las relaciones de pareja, quien ha sido infiel esta en deuda con la relación y si quiere recuperar el vinculo y la confianza mermada deberá hacer un acto de reparación. Para salvar la relación, por otro lado, el herido querrá vengarse. Esta necesidad que es un llamado inconsciente a la justicia en la relación, podría traer la vuelta al equilibrio si se trata de lo que Hellinger llama una “venganza amorosa” (devolver las espinas en menor cantidad). Pero si por dolor se dan mas espinas, se cae en la revancha que mas que compensar la relación la hundiría, provocando en el otro una necesidad ya no de venganza sino de revancha infinita.

Del mismo modo, hay que dar más rosas que las que uno recibe para que los engranajes del amor sigan funcionando y expandiéndose. Mas rosas y menos espinas para mantener la homeostasis de la relación.

Cuanto mayor sea la ENTREGA mayor será la FELICIDAD

Si queremos experimentar el amor y el goce de contribuir a la felicidad de nuestra pareja, convendrá DAR más de lo que TOMAMOS. Siempre y cuando lo hagamos desde el corazón y no desde programaciones obligan tes que nos impusieron durante la infancia.

Evidentemente el equilibrio está en que uno pueda dar en la medida en que el otro sea capaz de devolver lo mismo, o añadir un plus que es el que hace que el intercambio se mantenga vivo.

Cuando uno da más de lo que el otro está dispuesto a devolver (o puede devolver), la relación de pareja se puede venir a menos. En realidad, si no aceptamos humildemente lo que el otro puede dar; o bien si damos constantemente más que el otro, de alguna forma nos estamos colocando respecto a nuestra pareja en una posición de superioridad control, haciendo que el otro nos deba continuamente y este malestar, o sensación de deuda infinita puede conllevar a la ruptura de la relación.

Si queremos explorar como se encuentra nuestra relación de pareja podríamos responder a estas preguntas ¿desde qué lugar yo me relaciono con mi pareja?, ¿soy capaz de dar más rosas que espinas a mi pareja?, ¿soy capaz de tomar y recibir lo que mi pareja me da?, ¿cómo ha sido mi relación con mis padres?, ¿ha tenido alguna influencia mi relación con mis padres en mi relación de pareja?, ¿cómo me llevo con mis suegros?, ¿qué me disgusta de la familia de mi pareja?, ¿qué me muestra el árbol de mi pareja que yo me he negado a ver en mi propio árbol? Estas son algunas de las interrogantes que nos pueden llevar a mirar nuestra relación y descubrir el origen de nuestros conflictos.