Tu lugar en la pareja: ensayos para una reflexión sistémica

He escuchado en mi consulta frases como ésta: “Yo quiero a mi marido, pero no soporto a mi suegra”. El mito de la suegra como una mujer que compite con las esposas crea un distanciamiento en lo simbólico y en lo real, entre las suegras y las nueras. A mi modo de ver, parte de este embrollo sistémico tiene que ver con el hecho de confundir los roles dentro del sistema familiar: Madres ocupando roles de esposas de sus hijos y esposas ocupando roles de madres con sus maridos.

Desde una mirada sistémica, esto es, desde la óptica de enfocar la familia como un sistema, con todo lo que esto implica; cuando una mujer y un hombre se unen para crear un hogar se están uniendo dos sistemas, el de la mujer y el del hombre.

 Esta el sistema de origen del hombre y el de la mujer, es decir, el árbol familiar desde el cual ellos proceden y un tercer sistema naciente que es el de la pareja.

Ordenar el sistema o como decía el maestro Hellinger sobre las constelaciones familiares: CONFIGURAR LA FAMILIA, pasa por ubicar a cada uno, en su lugar. Ocupar tú lugar en el sistema, no el que quieren los demás o el que inconscientemente ocupas para compensar las limitaciones del sistema, permite que el equilibrio facilite el amor en las relaciones de pareja.

Cuando una mujer dice querer al marido, pero no quiere a la madre o al padre del marido, esta inconscientemente rechazando a su marido al rechazar su origen y esto trae en consecuencia, problemas en la relación de pareja.  Una de las claves sistémicas para mejorar la relación de pareja, es honrar la familia de origen de tu pareja y aceptarla tal como es.

Como señala Joan Garriga (2013) en su texto El buen amor en la pareja: son demasiado las personas que compiten con los padres de sus parejas, a los que perciben como opositores o amenazas por la influencia que tiene en su pareja. Sin embrago, cuando una esposa compite con su suegra por el esposo, este se debilita entre dos fuerzas y difícilmente resulta de todo ello un hombre entero y verdadero que la mujer pueda tener como igual.

Configurar la familia pasa por reconocer el principio de JERAQUIA, que señala que los miembros de la familia están ordenados, naturalmente, según su llegada a la familia. Los primeros ocupan un rango “superior” a los que vengan después. Los parientes más antiguos tienen prioridad sobre los jóvenes. Este orden hace alusión al linaje transgeneracional, que va desde los tatarabuelos hasta llegar a los hijos, pero también hace alusión a la cadena horizontal, tanto en el lugar que ocupan los hermanos por orden de nacimiento de mayor a menor, como el lugar que ocupan las parejas, en orden cronológico; la primera pareja hasta la última.

En este sentido, honramos a los padres y abuelos y todos aquellos que caminaron antes y honramos a las parejas previas de nuestra pareja, incluyendo los hijos de sus sistemas previos.

Quien llega primero se pone primero, quien llega después se coloca después, el orden cronológico tiene prioridad. No es una ley dictada por el hombre, En el sentido que la haya creado deliberadamente, sino que es natural y existencial, obedece a las leyes sistémicas.

En el caso de las parejas que se unen y han tenido parejas previas con hijos anteriores, los hijos de parejas previas están primero y por lo tanto ese lugar se debe respetar, evitando entrar en competencia con ellos u obligarlos a formar parte del nuevo sistema si ellos no lo desean.

Si en tu caso, te encuentras con una pareja actual divorciada, que tiene hijos de su anterior pareja, te toca reconocer, que gracias a que esa relación no funcionó, tu estas con tu pareja. En ese sentido, se honra las parejas pasadas de tu pareja y sus hijos que llegaron antes a la vida de tu pareja, respetando el lugar que cada uno ocupa y comprendiendo que todos pertenecen.

¿Tal vez te preguntes qué es honrar a los que llegaron antes? En el caso de las anteriores parejas, es reconocer que tu pareja tuvo parejas previas y que sus hijos forman parte de un primer sistema. Tomar en cuenta que los hijos de parejas previas tienen prioridad sobre la pareja actual por el solo hecho de que llegaron antes es tan importante como reconocer que una cosa es tu lugar como pareja y otra cosa, es el lugar que ocupan los hijos de tu pareja. la antigüedad tiene un valor. Como dice Garriga (2013) aquí vale máxima de que lo nuevo se construye con la fuerza sobre el respeto y la valoración de lo anterior.

También puede pasar, que algunos padres “se casan con los hijos”, es decir, que colocan a sus hijos en un lugar demasiado importante y especial respecto a sus parejas y esto dificulta, por un lado, el papel de los hijos, que no necesitan llevar ese peso de ocupar un lugar especial en la vida de los padres y por el otro, dificulta a la nueva pareja a encontrar su ubicación natural como pareja.

Si alguno de los miembros de la pareja comete el error de competir con el amor de los hijos de su pareja corre el riesgo de perder la relación. El respeto, del lugar que ocupa cada uno fortalece la relación y la competencia debilita.

 

Bibliografía sugerida:

Garriga Joan (2013) El Buen amor en la pareja, cuando uno y uno suman más que dos. Ediciones Destino. Barcelona, España.

Hellinger, Bert (2002) Lograr el amor en la pareja. Edit. Herder. Barcelona. España

Svagito R. Liebermesiter (2006) Las raíces del amor Constelaciones Familiares. Edit. Gulaab. Madrid, España.